A falta de un marino en la tripa de Moby Dick, había una tupida multitud deseando ver a los de Melbourne ponerse discotequeros como manda Moment Bends, su último álbum, yo prefería las melodías preciosistas y finísimas de Fingers Crossed, pero es evidente desde el principio del concierto, que estos chicos han redescubierto los ochenta, pero bien.
La noche se presento movidita y era cosa de esperar ya que era su primera visita a la capital.
Muy buen sonido de la sala para ponernos bailongos desde la primera canción. Ayuda tener una buena pandilla de multi-instumentistas sobre el escenario para manejar cualquier estilo con soltura.
Atuendos ochentudos imposibles, bailes sincronizados de los seis personajes sobre el escenario, que agitando al público provocaron una gran respuesta del colectivo cetáceo..., que pronto conectaron con Cameron Bird y unas gafas que influyen en un estilo total de aires de rocker años 50.
No faltaron los mejores temas de "In case we die" como "it5" y de "Places like this" con el "Heart it races" entra la maraña disco que forma el show ahora, y por eso no pudimos dejar de bailar. Una noche de jueves transformada en una "fiebre del sábado noche" donde todos los asistentes disfrutaron al máximo.
Con un "Amiguos parra sempre", con salero australiano, Cameron se comprometió a volver.
Triángulo de las Sonrisas entre Madrid, Helsinki y Melbourne.
JotaP
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